Jueves, 28 de Marzo del 2024
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MANUEL SCORZA

Publicado el 08/09/16

Un 09 de setiembre de 1928 nació en Lima el talentoso poeta y eximio narrador Manuel Scorza. Después de vivir algunos años en Huancavelica, regresó para terminar su formación escolar en el Colegio Militar Leoncio Prado. En 1945 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y comenzó una etapa de febril actividad política.

Como poeta se dio a conocer en 1954 cuando obtuvo en México un premio de poesía con su Canto a los mineros de Bolivia. Al año siguiente, publicó su primer libro de poesía Las imprecaciones, claramente influido por César Vallejo y Pablo Neruda; tres años después, Los adioses. Posteriormente, entregó Desengaño del mago (1961), Réquiem para un gentil hombre (1962) y El vals de los reptiles (1962).

En el género novelístico, Manuel Scorza se valió de los recursos técnicos de Juan Rulfo y de Gabriel García Márquez para escribir la saga sobre cerro de Pasco: La guerra silenciosa, conformada por Redoble por Rancas (1970), Garombo el invisible (1972), El jinete insomne (1077) y La tumba del relámpago (1979). Cuando comenzaba una nueva saga, un accidente aéreo acabó con su vida. El 28 de noviembre de 1983, el boeing 747 de la compañía colombiana Avianca, que iba a aterrizar en el aeropuerto de Barajas (Madrid), con destino final Bogotá, se precipitó a tierra un minuto antes de llegar al aeropuerto madrileño. La danza inmóvil (1983) fue la única novela que pudo escribir de esta última etapa.

EPISTOLA A LOS POETAS QUE VENDRAN

Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas;
quizá mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas por donde venía la ardiente cólera.
Yo respondo: por todas partes se oía llanto,
por todas partes nos cercaba un muro de olas negras.
Iba a ser la poesía
una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.
Yo os digo:
mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras los mendigos lloren de frío en la noche,
mi corazón no sonreirá.
Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
Hay cosas mas altas
que llorar el amor de tardes perdidas:
el rumor de un pueblo que despierta,
eso es mas bello que el rocío.
El metal resplandeciente de su cólera,
eso es mas bello que la luna.
Un hombre verdaderamente libre,
eso es mas bello que el diamante.
Porque el hombre ha despertado,
y el fuego ha huido de su cárcel de ceniza
para quemar el mundo donde estuvo la tristeza.



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