Pasó todo, la tormenta de dolor ha calmado, he recorrido calles que supuestamente eran nuestras, quise recoger pasos que dejamos, pero no los encontré. No sé si fue la luz opaca de los faroles o tus pasos ya se borraron.
Ya me olvide del camino, de los mensajes, del carro y del banco en el paradero. Cambie de ruta, estoy mejor asÃ. El frio ya no es malo, ni nada frÃo. No te has dado cuenta de que ya no estoy cerca, tu aroma se fue con la frisa de junio.
He vuelto a tomar más café y prender cigarrillos. Mi cuerpo lo pedÃa. Ahora hay alguien que evita que muera, que sufra y que prenda más cigarrillos, pero a ella también le gusta el café pasado. Las palabras se extendieron, el reloj solo fue objeto de adorno y los recuerdos fueron el presente. Recordamos lo que ahora me ayuda a escribir.
Le ofrecà mi mano y ella accedió, el pequeño recorrido fue infinito, el frio nos juntaba y la noche sonreÃa.
Ella dijo:
_Quiero que este bien_
Y tomo mi rostro, volteamos y nos vimos en nuestros transparentes ojos. La noche inicio, aún era joven. Le entregue un libro viejo y me grabe la matrÃcula del coche. (ULV 3031). No me movà hasta que se perdió en la autopista.
Sonó el teléfono y alguien dijo:
_Holaaaa, me siento rara_
Y raro era la noche y raro era lo que yo sentÃa. La noche no me dejo dormir y las catorce horas fueron suficientes para volver a sonreÃr como adolescentes. Pero esta vez, no solo es una sonrisa, es algo más.
Nombre :Isaac Asencios Garay