CASA MUSEO MARINA NUÑEZ DEL PRADO Â
La Municipalidad de San Isidro celebra el DÃa Internacional de los Museos, 18 de mayo, ofreciendo recorridos gratuitos a la Casa Museo Marina Nuñez del Prado de lunes a sábado de 9 am. a 5 pm. Los sábados el tour incluye una visita al Bosque El Olivar y a la Casa de la Cultura a partir de las 3 pm. La Casa Museo Marina Núñez del Prado está ubicada en calle Antero AspÃllaga 300, San Isidro.
La escultora boliviana Marina Núñez del Prado vivió más de veinte años en el Perú creando y amando la vida y el arte. Esos felices años los paso en una casona ubicada  en medio del Olivar de San Isidro junto a su esposo el escritor peruano Jorge Falcón. Construida en el año 1926 por Luis Alayza y Paz Soldán la casona de estilo neocolonial fue una de las primeras edificaciones en el bosque.
En la segunda planta de esta casa, Marina tenÃa su taller. Todos los dÃas se levantaba temprano y luego de desayunar subÃa a su estudio donde pasaba largas horas dibujando y esculpiendo sus maravillosas obras en materiales tan diversos como el granito, el alabastro, el ónix, entre otros.
Pronto sus creaciones en piedra, madera, onix y granito fueron tantas que todos los rincones de la casa las albergaron. Asà fue bautizando cada sala con un nombre distinto que describÃa a las esculturas que las contenÃan. La casa paso a ser su propio espacio de exhibición en donde recibÃa a sus amigos y seguidores que deseaban admirar su obra.
Marina fue una talentosa mujer de muchos intereses e inquietudes, que nunca dejó de lado sus raÃces aimaras como ella misma decÃa. Y, admirar y coleccionar la artesanÃa de su paÃs fue una de las cosas que más feliz la hicieron a lo largo de su vida. Visitaba ferias artesanales, talleres de artistas populares y mercados tÃpicos en busca de distintas piezas que inmediatamente pasaban a formar parte del paisaje de su hogar.
Cada rincón de su casa taller contenÃa obras de arte que hablan de la propia esencia de su autora y de sus intereses. El jardÃn era una de los espacios más especiales para ella pues le permitÃa exponer sus esculturas de gran tamaño al aire libre para que todo el que pasara por ahà disfrutara de su arte. Por eso su deseo siempre fue que la casa y todas sus obras pudieran ser siempre apreciadas y la única manera era donando su obra a la fundación que lleva su nombre para ser exhibida permanentemente al público.