Viernes, 19 de Abril del 2024
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Hoy se cumplen 19 años de la operación Chavín de Huántar

Publicado el 22/04/16

La toma de la residencia del embajador japonés

A las 8:19 de la noche del 17 de diciembre de 1996, 14 miembros del grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tomaron la residencia del embajador del Japón en el Perú, cuando se celebraba el natalicio del Emperador de Japón Akihito evento al que asistían 500 invitados entre empresarios, diplomáticos, religiosos, militares y políticos. Los 14 terroristas ingresaron por la propiedad colindante que se encontraba vacía, dinamitaron la pared limítrofe, avanzaron al terreno de la residencia, los asistentes en los jardines entraron en pánico y se refugiaron dentro de la residencia, los terroristas ingresaron armados y les comunicaron que eran rehenes.

Los terroristas fueron liberando rehenes (mujeres, ancianos y empleados del evento) a petición del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que no tenían “peso político”. No obstante liberaron a Javier Diez Canseco (militante de partidos de izquierda) y a Alejandro Toledo, futuro presidente del Perú (2001-2006).

Dentro del grupo de rehenes liberado por su condición de mujeres y/o ancianos, liberaron a la madre del presidente Alberto Fujimori, y a razón del tipo de evento, esto ha de haber sido un error del grupo terrorista. Después de haber liberado a los ciudadanos comunes y haber seleccionado a los de mayor “valor” para su operación, el grupo de rehenes se redujo a 72 hombres. A cambio de su liberación, pedían que se pusieran en libertad a 400 miembros del MRTA que se encontraban encarcelados por delitos de terrorismo.

Famosos secuestrados

El Canciller Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema y- sobre todo- diplomáticos extranjeros, empezando por el embajador japonés Aoki y sus colegas de Alemania, Canadá, Bolivia, Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba y otros, amén del director de AID, el jefe de la DEA y otros funcionarios importantes. También había policías, entre ellos los generales Máximo Rivera, director de la Dincote y Carlos Domínguez ex director de ese organismo, el coronel Marco Miyashiro, adscrito a la Sunat y José Matayoshi director de Migraciones.
Foco de atención del mundo entero

Durante el tiempo que duró la crisis, el Perú fue el centro de la atención del mundo entero. Periodistas de todo el planeta acamparon en las afueras de la residencia durante 4 meses. Algunos corresponsales internacionales arrendaron departamentos en edificios aledaños, para emitir sus despachos.

Decisión del gobierno

Durante la crisis, que se prolongó hasta abril del año 1997, el gobierno no podía arriesgarse a efectuar un movimiento militar que pudiera poner en riesgo la vida de los secuestrados por las presiones nacionales e internacionales. Durante los 126 días que duró la toma de la Residencia, el gobierno mostró una apertura para negociar. El entonces Ministro de Educación, Domingo Palermo Cabrejos fue nombrado negociador durante la crisis y actuó en busca de una salida pacífica, visitando a los rehenes y negociando con su líder Néstor Cerpa Cartolini. El entonces arzobispo de Ayacucho Juan Luis Cipriani Thorne (y miembro del Opus Dei) fue parte de la comisión negociadora y administraba los sacramentos a terroristas y rehenes.

Réplica de la residencia del Embajador de Japón en Lima, construida por el gobierno peruano para el entrenamiento de las fuerzas especiales que la recuperaron.

El gobierno peruano mantenía una negociación con la banda terrorista al mismo tiempo que entrenaba a una fuerza de operaciones especiales conformada por elementos del Ejército y de la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina de Guerra del Perú, (FOES) la misma que debería estar lista para intervenir en caso se tuviera que optar por una solución militar. El entrenamiento de esta unidad se produjo en una réplica de la residencia construida en las instalaciones de la Escuela Militar de Chorrillos a la cual se accedía mediante túneles subterráneos, tal y como se había previsto ocurriría en el escenario real.

De hecho, para dicho efecto el gobierno peruano ya había reclutado en secreto un importante número de mineros a quienes puso a construir estos laberintos con múltiples salidas al interior de la residencia. Durante la planificación de la operación se comentó que los túneles tenían una similitud a los templos de una ancestral cultura peruana preinca conocida como Chavín de Huantar, los cuales fueron realizados bajo tierra y estaban compuestos de diferentes accesos y pasillos subterráneos.

Durante las mañanas el ejército propalaba marchas militares con megáfonos en los alrededores de la casa. Los medios de comunicación especularon que era una maniobra para bajar la moral de los terroristas. El estruendo de las marchas militares alteró los nervios de quienes permanecían en la Residencia de la Embajada del Japón; sin embargo, el verdadero motivo de estas maniobras era evacuar la tierra extraída durante la noche por medio de camiones que salían de una casa ubicada en la calle posterior de la residencia.

Réplica de la residencia actualmente convertida en Monumento a los Héroes de la Operación Chavín de Huántar.

El 22 de abril de 1997, después de varios fracasos en la negociación y ante la perspectiva de que por este motivo los secuestradores empiecen a negar la atención médica a los rehenes, el Gobierno toma la decisión de enviar al Comando Chavín de Huantar. Tras comprobar que los terroristas estaban distraídos por medio de cámaras de video introducidas de forma secreta desde los túneles y micrófonos introducidos por personal militar de sanidad por medio de los cuales se comunicaban algunos rehenes de rango militar, se decide iniciar la operación. A las 15:23 una fuerte explosión dio inicio a la operación, con la voladura del piso del salón principal, en donde un grupo de terroristas jugaba futsal. 148 comandos irrumpieron por ese y otros accesos disparando sus ametralladoras.

Todos los terroristas fueron abatidos. Uno de los rehenes, el magistrado Carlos Giusti, fue herido en una pierna, lo que le causó una violenta hemorragia que le provocó la muerte; fue el único rehén muerto en la acción. Dos comandos también murieron, uno de ellos, según algunos testimonios, protegió al Canciller Tudela mientras este escapaba por la azotea.



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