Viernes, 19 de Abril del 2024
turismo



Agua para el desarrollo

Publicado el 09/02/15

Por: Guillermo Vidalón del Pino

La naturaleza se suele distanciar de los discursos altisonantes, grandilocuentes, dramáticos, angustiosos y parece no llevarse bien con quienes los practican. Sabe que todos los esfuerzos deben orientarse hacia una solución definitiva que garantice un futuro mejor para todos.

Pensar que hasta hace solo unas semanas buscábamos responsables por la falta de agua.  En Ilo, antes se decía que el problema era el aire, la solución vino a través de una cuantiosa inversión que modernizó las operaciones de fundición y refinería y, en la actualidad, dicha provincia se perfila como una de las de mayor desarrollo relativo en el país.

La producción continuó y los recursos generados sirvieron para avanzar en otros rubros que son de interés de la ciudadanía, la educación, la  infraestructura, la generación eléctrica, las plantas pesqueras. La ciudad se interconectó con las alturas a través de una carretera binacional y una costanera que avanza hasta progresivamente integrarse con Arequipa y, quizás, en pocos años disponga de gas natural y hasta una planta petroquímica. ¿Cuál ha sido la estrategia de desarrollo en Ilo? Emplear sus fortalezas para consolidarse y engrandecerse, Ilo es una de las ciudades que más ha crecido en los últimos 20 años y se ha constituido en un importante polo de atracción.

El sur peruano forma parte de la cabecera norte del desierto de Atacama, el cual se inicia en Chile, una de las zonas más áridas del mundo.  En el lado peruano, el desierto está atravesado por ríos de estrechos valles discontinuos a lo largo de sus cauces, llevan poca agua que descargan en los mares durante el período de verano.  El resto del año sus caudales pasan casi desapercibidos.

Así es como siempre se manifiestan los ríos Uchusuma, Caplina, Sama y  Locumba.  Algunos años con más agua y otros con menos, su variabilidad entre períodos secos y húmedos no registra una constante, son de ciclo irregular, en períodos que pueden durar entre tres y hasta siete  años.  Es en los lapsos, denominados secos, cuando la preocupación pública se acrecienta, se establecen mayores restricciones en el servicio de agua y el facilismo decide lanzar dardos en contra de quien dispone de agua gracias a los trabajos de investigación y desarrollo que realizó y financió y, en adición, a una extracción y empleo racional y eficiente de la misma.  En las operaciones mineras, la máxima que siempre se escucha es: “Hay que hacer uso eficiente del agua disponible”, por eso la tratan, la reciclan y recirculan.

Pero, ¿qué pasa con aquellos que no disponen de agua en los años secos? Al respecto, las mineras han hecho innumerables propuestas para aprovechar el agua disponible en los periodos en los que, como el actual, un gran volumen de agua se desaprovecha en el mar.  Construir presas, regular el ciclo de las aguas  es la mejor opción.  Si se construyesen presas en las zonas altoandinas, se regularía el agua disponible en los períodos de mayores precipitaciones y disminuiría el riesgo de que colapsen las captaciones y los canales de irrigación con que cuenta la región Tacna, se reduciría el riesgo de desbordes y las consecuentes inundaciones y la destrucción de sembríos en las riberas.

Las presas son “vasos reguladores”, absorben el impacto del repentino ingreso de mayor volumen de agua y, una vez llenadas , sueltan un flujo menor  para evitar que su estructura sea dañada y así el agua se aprovecha de la mejor manera.

La naturaleza nos ha dado a conocer su ciclo, no nos queda más que bailar al compás que nos toca y tomar la decisión más sabia, construir presas y la consiguiente infraestructura hídrica de captación y conducción, así ganan los agricultores, la ciudad y la industria local y regional.  Ganan todos. Pensemos en el mediano y en el largo plazo.



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