Viernes, 29 de Marzo del 2024
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Comienza juicio por filtración de documentos secretos en el Vaticano

Publicado el 29/09/12

Lima, set. 29 . Hoy empieza el jucio contra Paolo Gabriele, el mayordomo de Benedicto XVI que filtró documentos sobre casos de corrupción en la Santa Sede, proceso en el que solo podrán asistir ochos periodistas impedidos de grabar las audiencias.

Según la agencia Europa Press, además de los textos reservados se expondrán algunos “regalos” recibidos por Joseph Ratzinger, como un cheque a nombre de Benedicto XVI por un valor de 100 mil euros, una pepita de oro y una edición ilustrada de la Eneida de Annibal Caro de 1581.

Junto con Gabriele, un ferviente católico de 46 años, padre de tres hijos y ciudadano residente del Vaticano, se juzgará a Claudio Sciarpelletti (48), un analista programador que habría colaborado con el exmayordomo y que fue puesto en libertad provisional por considerarse que su implicación era “menos grave”.

El principal acusado, quien ahora se encuentra en prisión domiciliaria, enfrenta la posibilidad de ser condenado hasta con seis años de prisión.

A la causa, conocida como “Vatileaks”, se podrían agregar nuevos cómplices, de acuerdo a la marcha de la investigación y del propio juicio. Según la prensa italiana, unas veintena de personas estarían siendo investigadas.

El mayordomo del Papa admitió haber cometido el delito con el fin de “mejorar la situación eclesial que se vive en el interior del Vaticano y nunca para dañar a la Iglesia y a su Pastor”, según el dictamen del procesamiento.

El escándalo de las filtraciones de documentos reservados de la Santa Sede se desató a principios de año, cuando una televisora italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en Estados Unidos, Carlo María Vigan.

En la carta se denunciaba la “corrupción, prevaricación y mala gestión” en la administración vaticana.

Gabriele, quien hasta su detención era el servidor más cercano de Ratzinger, explicó a los jueces del pequeño Estado que había actuado por orden “del Espíritu Santo” con el fin de revelar el “mal y la corrupción” que había en el Vaticano y bajo el convencimiento de que el Papa no estaba al tanto de esos problemas.



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