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Pakistán da por muerto al máximo líder talibán del país

Publicado el 08/08/09

Baitulá MehsudUn ataque con misiles lanzados por un avión no tripulado de la CIA acabó el miércoles con el líder de los talibanes en Pakistán, Baitulá Mehsud, según confirmaron ayer sus más estrechos colaboradores y varios miembros del Ejército paquistaní. El ataque culmina dos meses de ofensiva por parte de Islamabad contra las aldeas en las que se refugiaban Mehsud y su grupo de insurgentes, a los que se considera responsables de los ataques suicidas más sangrientos en la historia reciente del país, entre los que se incluye el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto en 2007.

“Si está muerto, sin duda, la gente de Pakistán está ahora mismo mucho más segura”, dijo ayer en rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, quien añadió que Washington está a la espera de recibir un informe final que confirme la muerte de Mehsud con pruebas forenses. Sin embargo, el ministro de Exteriores paquistaní, Shah Mahmood Qureshi, dio por hecho horas antes que entre las víctimas del ataque estaba el líder talibán.

Mehsud, que era diabético, se estaba sometiendo a un tratamiento médico por una enfermedad renal en casa de su suegro, el clérigo Malik Ikramuddin, en Zangarha, un pequeño enclave en la zona tribal de Waziristán del Sur, al oeste del país, cerca de la frontera con Afganistán. Las áreas tribales de Pakistán son una zona sin ley, un refugio habitual de militantes de Al Qaeda e insurgentes talibanes. Desde allí han organizado incontables ataques contra civiles afganos y contra tropas norteamericanas y de la OTAN.

Desde hacía meses, Estados Unidos y el Gobierno de Pakistán seguían la pista de Mehsud, a quien relacionaban con la oleada de violencia islamista y atentados suicidas que asolan al país. El 5 de agosto, a la una de la madrugada (nueve de la noche del día anterior en la España peninsular), la CIA lanzó misiles desde uno de sus aviones Predator no tripulados que acabaron supuestamente con su vida y mataron a su segunda mujer y a otras dos personas.

Los ataques contra la zona en la que residía Mehsud han sido frecuentes desde junio, cuando el Gobierno paquistaní ordenó una ofensiva militar contra los talibanes refugiados en Waziristán del Sur. El primer ataque fue un bombardeo sobre Makeen, cerca de donde se produjo el ataque contra Baitulá Mehsud, en respuesta inmediata a un atentado suicida en Lahore que el 12 de junio acabó con la vida del clérigo suní moderado Sarfaraz Naeemi.

Tras aquel atentado, Mehsud, a quien también se acusa del ataque suicida que mató a 50 personas en el hotel Marriott de Islamabad en 2008, se había convertido en el enemigo público número uno de las autoridades paquistaníes. El general en jefe del Ejército paquistaní, Ashfaq Parvez Kayani, llegó a decir en conferencia de prensa que la mano de Mehsud “está detrás de virtualmente todos los atentados terroristas en Pakistán”.

Aun así, finalmente, ha sido Estados Unidos, con sus polémicos ataques remotos, quien ha acabado con el jefe terrorista. Durante años, la zona en la que residía este líder rebelde ha sido un verdadero quebradero de cabeza para Washington, un refugio seguro para terroristas de Al Qaeda y los talibanes. El 25 de marzo, el Departamento de Estado estadounidense ofreció una recompensa de cinco millones de dólares (3,5 millones de euros) a cambio de “información que permita la localización, arresto y procesamiento de Baitulá Mehsud”. Las razones principales: sus ataques y el hecho de “suponer una clara amenaza a los ciudadanos americanos y sus intereses en la región”.

Durante años, la CIA era la única que lanzaba ataques con misiles lanzados desde aviones no tripulados del modelo Predator o Reaper. Sin embargo, desde la llegada de la nueva Administración a Washington, la Fuerza Aérea ha participado también en esos ataques, prestando sus propios aviones de ataque remoto. Además, desde la pasada primavera, algunas de estas acciones se han acometido con la directa colaboración del Ejército paquistaní. Ahora que los talibanes están ya buscando a un sustituto que tome el relevo de Mehsud, ambos países tiene la oportunidad de estrechar la colaboración militar.

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