Sábado, 20 de Abril del 2024
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"Phelps prefiere el dinero a las medallas"

Publicado el 31/07/09

Michael PhelpsEl agua de la piscina del Foro Itálico está tibia. Dicen que a más de 25 grados. Hace calor. Dicen que el aire está a 40 grados. Las condiciones atmosféricas son perfectas para que empiece el incendio. Como dice Bob Bowman, el entrenador de Michael Phelps: “Michael se va a encender”. Sólo hace falta una chispa. Milorad Cavic se ofrece voluntario. Este estadounidense nacionalizado serbio, que durante los Juegos de Pekín mantuvo un duelo dialéctico y deportivo que estuvo a punto de despojar a Phelps de su octavo oro, está decidido a prender fuego en los 100 metros mariposa de Roma. Tras nadar las series de hoy, donde fue primero con un tiempo de 50,56 segundos, salió de la piscina y puso en cuestión la limpieza moral de Phelps. “¿Que dice que él es leal a Speedo aunque sea el bañador más lento? ¡Claro! La lealtad tiene un precio. Me consta que Michael Phelps cobra muchísimo dinero de Speedo”.

El intercambio de artillería ha comenzado. Cavic patrocina los bañadores Arena que parecen monos de neopreno, y que están arrasando la tabla de récords. “Si Michael quiere uno de éstos, en una hora lo tiene”, ofrece el serbio. Phelps prefiere no hablar. El muchacho de Baltimore es el estandarte de la marca que controla el mercado de los bañadores. Speedo se llama, y es una rama de Warnaco, un holding de empresas textiles que cotiza en Wall Street. El año pasado, por ganar ocho medallas en Pekín, Speedo le pagó a su héroe un millón de dólares en concepto de bonus. Si hubo un hombre que estuvo a punto de arrebatarle este cheque, ese fue Cavic en la final de 100 mariposa. Llegó una centésima de segundo tarde en la final más controvertida de la historia de la natación olímpica. Ahora vuelve a la carga.

“El libre voluntad es un don que cobra impuestos”, dijo Cavic, recto como una escoba, con el pelo todavía goteando y mirando altivamente a los periodistas estadounidenses. “Michael Phelps está ganando mucho dinero de los fabricantes y su lealtad tiene un precio. Él podría elegir. El dinero, o las medallas. Yo elijo las medallas”.

El español Rafa Muñoz apareció en las series vestido para la ocasión con un traje rojo sangre. Estará en medio de la refriega. No hizo su mejor tiempo pero se quedó satisfecho. “Me siento bastante seguro”, comentó tras marcar 51,40s. Fue décimo. Esta tarde deberá nadar muy rápido para meterse en la final. “Los ocho que lo consigan bajarán de 50 segundos”, dijo el cordobés. Son tiempos surrealistas.

Las marcas de las series de 100 mariposa resultaron asombrosas gracias a las facilidades que brindan los bañadores de Jaked y Arena, completamente forrados de poliuretano. Cavic nadó con Arena y se dejó llevar en los últimos 15 metros para hacer 50,56 segundos. Con ese tiempo habría ganado el oro en el Mundial de Melbourne, en 2007. Aquella carrera la ganó Phelps con 50,77s. En las series de Roma, Phelps hizo 50,90s.

En las series de Melbourne la clasificación para las semifinales estuvo entre 51,44s y 53,10s. En Roma, el más lento de los 18 semifinalistas nadó en 51,76. Fue el Keniata Jason Dunford. Si Dunford hubiese nadado en ese tiempo en Melbourne habría asegurado el bronce. Sólo han pasado dos años. En otra época, para lograr una evolución de este calibre, debían transcurrir décadas. Los 100 mariposa confirman lo que todas las demás pruebas. La natación ha dejado de ser natación.



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